El de Alberto es vivir la restauración; trabajar siempre con humildad y el máximo respeto por el cliente.
El de Alberto es disfrutar intentando mejorar algún detalle cada día. Emocionarse antes de cada servicio después de 40 años, contagiar pasión por la cocina y mantener la ilusión de hacer sentir a cada cliente como en su casa.
El de Alberto, es amor por cada producto y una curiosidad infinita que nos empuja a aprender más siempre. Buscamos la materia prima óptima y la elaboración perfecta, sabiendo que siempre se puede mejorar.